lunes, 12 de septiembre de 2011

La Guerra de Espartaco

Seguramente el gladiador más famoso fue precisamente uno que se rebeló contra esa costumbre: Espartaco.
Lo poco que sabemos acerca de él y la tercera bellum servile (rebelión de esclavos) nos ha llegado a través del historiador Apiano, en su obra en griego "Guerras Civiles" (I, 14, 116-120), del historiador Floro, en su obra en latín "Compendio de Historia romana" (II, 20) y sobre todo del historiador y filósofo Plutarco, en su obra en griego "Vidas paralelas", el cual al relatar la vida del general y político Licinio Craso, dedica los capítulo 8-11 a narrar los detalles de la revuelta.
De estos escritos se puede sacar en limpio que Spartacus era un nómada de Tracia, seguramente capturado y vendido como esclavo. Su origen nómada explicaría bien su espíritu indomable e independiente. De su mujer, tracia como él y cuyo nombre se desconoce, sabemos que también estaba en servidumbre. Apiano y Floro dicen que militó en el ejército romano pero que fue condenado por desertor y malhechor pero estos datos parecen puestos para explicar los éxitos militares de aquél, salvar el orgullo romano y presentarlo como un bárbaro criminal.
Más honesto parece el juicio de Plutarco que dice de él: "no sólo poseía gran fuerza y valor, sino también sagacidad y una cultura superior a su destino".
Es un dato seguro que Espartaco estaba entre aquellos 78 gladiadores que, empuñando utensilios de cocina, se fugaron de la famosa escuela de gladiadores de Capua, propiedad de Lentulus Batiatus, el año 73 a. C. Ante el grito de libertad, pronto se congregaron miles de esclavos y Espartaco, junto con los galos Crixo y Enomao, fueron nombrados lideres de la revuelta.
Los detalles y anécdotas de la campaña militar son relatados por los historiadores romanos, y muchos han sido popularizados por el cine : sus victorias iniciales sobre los cónsules, la entrada en escena de Licinio Craso, la traición de los piratas de Cilicia, la llegada de las tropas de Lúculo y Pompeyo, hasta la crucifixión en la vía Apia de seis mil prisioneros.
Mosaico del s. IV que muestra varios gladiadores y sus nombres, lo cual demuestra la fama que tenían (Villa Borghese, Roma)
La batalla en la que muere Espartaco, nos la relata Plutarco así:
".... cuando le trajeron su caballo, Espartaco sacó su espada y, diciendo que si ese día él vencía tendría muchos buenos caballos del enemigo pero si perdía no quería ninguno, mató al caballo. Luego se abrió camino, entre las flechas y los heridos, hasta Craso, pero no llegó a alcanzarlo, aunque mató a dos centuriones que estaban junto a aquél. Finalmente, habiendo huido sus compañeros, él se quedó solo rodeado de una multitud de enemigos, y se defendió hasta que lo mataron".
La decisión de sacrificar su caballo indudablemente expresaba su decisión de no huir, de vencer o morir por su libertad. No hay pruebas que Espartaco fuese movido por una filosofía o ambición política: todos sus actos parecen indicar que sólo quería guiar a sus seguidores fuera de las fronteras romanas para luego disolverse y volver cada uno a su tierra. Sea como sea, indudablemente fue un hombre que entendió bien el significado de dignidad y libertad.

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